martes, 29 de mayo de 2012

No te he dicho que no quiero que te vayas, que quiero que continúes en casa, en nuestro núcleo familiar que no es el mejor ni es perfecto, pero hay cariño y estabilidad...
No
te
he
dicho
que no quiero que te vayas
adolescente terca

no te vayas

NO
TE
VAYAS,
por favor

viernes, 25 de mayo de 2012

sábado, 19 de mayo de 2012

Testarudamente amando, enredada en tus mentiras, ciega de necesidad y de sueños.

Y ese nudo fuerte, fortísimo, que no pude soltar en varias ocasiones, y que sólo ahora, con el tiempo, la distancia y otros mis ojos, he podido soltar. Ahora...siento ese desgarro del desamor, heridas, limpias heridas, hondas, pero que ya están cicatrizando.

Y es que tengo la especial habilidad de ir por la vida a pecho descubierto, transparente, sin protección alguna y además, con un corazón enorme volcado hacia afuera. Tremenda cuestión.

He tenido que ver mis ropas vistiendo otro cuerpo que ahora te acompaña para por fin no sentirme culpable por alejarme de ti, y aceptar algo tan claro como el agua... nunca me quisiste bien. Y me emperré en no quererlo ver, mira que me emperré....

Todavía han de pasar varias lunas.. pero ya estoy en el camino, ahora sí quedaste para siempre atrás. La memoria, eficaz como siempre, guardará algunos buenos recuerdos y lo aprendido con todo esto, eso no tiene precio.

Después de la destrucción y la tierra yerma, como en el final de una película, queda la figura de la heroína, que recorta el horizonte de colores, y hay tanta luz, tanta energía, que termina la película, salen los créditos, y sentimos que el viaje y el dolor han merecido finalmente la pena.

No hay duda, al tiempo, volverá a verdear la hierba.

miércoles, 16 de mayo de 2012

El cantaor del parque

Hoy es la segunda vez que me lo encuentro, por la mañana, en el parque, cuando voy a correr. De pronto se empiezan a oír unos quejidos, como unos salmos cantados a lo lejos, y no sé si es alguien que canta el Corán o alguien hablando muy, muy alto y cagándose en todo...

Descubro que es un señor mayor, de estos que van con sus pantalones hasta casi por debajo del sobaquillo, con el cinturón, y la camisa de manga corta, con una gorra, vamos el típico abuelete que sale tempranito a caminar por el parque. Y está cantando flamenco, a voz en grito, con el corazón en la garganta, lanzando quejidos y requiebros al aire libre, bajo los árboles, ante la mirada atónita de todo aquel que pasa a su lado.

¡Olé ahí!, el hombre lleva un cassette con una cinta de Farina o de Juanito Valderrama, no distingo bien porque el sonido es bajito,  y como en una especie de karaoke, él va siguiendo el ritmo y la letra de forma increíble y maravillosa, reivindicando la libertad que da cantar, la necesidad del aire libre y los sonidos y cantares más profundos, que salen de las entrañas.

Paso por su lado, le adelanto, sigo corriendo, escuchando mi respiración mezclada con su cante, sonrío y me alegro de encontrarme con esta persona, que hace lo que le gusta, cantar a voz en grito, en un lugar público y de todos, y sin pizquita de vergüenza.

martes, 1 de mayo de 2012

Hoy, con el olor a marihuana que llegaba desde la habitación contigua, mientras cocinaba (cosa que no suelo hacer), he entendido, de pronto, algo clave y fundamental, algo que sabía en el fondo, fondo, pero que no quería ni mirar de frente ni aceptar: nunca me quisiste (podemos hablar de necesidad, de tapar soledad, de mil cosas, pero no de amor) Lo he sentido en mis entrañas tan claro y tan verdadero, que sé que es así.

Y he llegado a esta conclusión porque nunca me aceptaste tal y como soy, con mis defectos y virtudes, nunca me conociste en profundidad, quién soy, cómo y qué siento, qué sueño, de qué color son mis deseos, mis tristezas, mis alegrías.... nunca. Y si no conoces bien y aceptas en todo su ser a alguien, no puedes amar en verdad; podrás amar quizá una idea de..., un como si...., un ideal de...., pero nunca al ser que duerme y respira a tu lado. Ni la amistad es posible sin ese cariño, sin esa aceptación, sin ese querer.

Bien, es una verdad mortal, una verdad muy dolorosa, de esas que te parten en dos el corazón, pero a  la vez, ya sé a qué se deben tantas lágrimas, ya puede cicatrizar la herida, y después de mucho tiempo me siento liberada de la tristeza y libre.