domingo, 15 de junio de 2014

Dejarlo pasar

Dejarlo pasar
Déjalo pasar, déjalo pasar... me repito como un mantra. 
No llames. No sigas detrás más. 
Déjalo pasar. 
Una vez más. Desamor o confusión de términos.

Leí hace poco algo así como.... donde no puedas amar, no te demores.
No te demores. Déjalo pasar.
No te preguntes ni por qué sí ni por qué no...
Suelta. Y continúa. 
Cierra. Y sigue.

lunes, 9 de junio de 2014

El abrazo

Ese abrazo fue expresión de amor enfurruñado, de odio y cariño, de te he echado de menos, siento que no me quieres, te quiero pero no lo veo, te quiero pero me dañas, tengo miedo a perderte, estoy perdida y te estás perdiendo, eres mi cachito y me produces pesadillas, soy tu cachito pero no te siento cerca, me siento abandonada, siento culpa, no he sabido cuidarte.

Ese abrazo tapaba y expresaba. Eran brazos que abrazan un cuerpo tenso, indeciso, una mente inmadura y perdida, sedienta de cariño; era cuerpo abrazado por otro cuerpo sufriente y pequeño, endurecido, maduro pero frágil.

Ese abrazo fue el inicio de un reencuentro, de una nueva andadura, el diseño de un porvenir que parirá lo no dicho, que expresará, que colocará las piezas descolocadas, que irá sembrando confianza y cosechará más amor, más paz.

El abrazo... porque el cuerpo apenas esboza lo que el corazón coraza no es todavía capaz de expresar.

El abrazo, el esbozo de un nuevo inicio.

miércoles, 4 de junio de 2014

Dos palabras y una sonrisa

Sigo creyendo en eso. La vida es cerrar ciclos, etapas, mientras que otras se van abriendo sutilmente, tal vez sin darnos cuenta. Se está prácticamente cerrando ya una etapa laboral y vital. Una vez más, estoy llena de agradecimiento. Pero no quería escribir sobre esto ahora. En este cambio vital, de momento sin obligación de madrugar cada mañana, de ir caminando o en bus al metro y llegar al trabajo, de mejor o peor humor, dormida, radiante o ilusionada, echaré de menos algo concreto y maravilloso, y que tal vez poca gente haya percibido: los "buenos días" leales, ciertos y diarios, y la sonrisa que los acompañan cada mañana, del chico que en la puerta del metro de la estación de Miguel Hernández, reparte el periódico de 20 Minutos.

Porque sus buenos días alegres y su sonrisa, tiraban de la mía, y bajar las escaleras y que te engulla el metro y la rutina, era mucho menos pesado. Dos palabras y una sonrisa, gratuitas como el periódico. Gracias. Ojalá supieras de ese gran impulso que han supuesto para mi durante estos meses de oficina y de regreso a Madrid, por las mañanas, tus dos palabras y tu sonrisa.