miércoles, 23 de septiembre de 2015

La desigualdad

Lugar: la Librería de mujeres de Madrid, que desde el  año 78 brinda un espacio esencial para el feminismo, un espacio de encuentro e intercambio, un lugar donde encontrar pensamiento y literatura feminista.

Evento: presentación del libro "Mujeres,hombres y poder. Subjetividades en conflicto" donde varias investigadoras desde distintos ámbitos reflexionan sobre cómo se construyen las subjetividades de género y cuáles son los dispositivos a través de los cuales se elaboran las identidades de género, sin apenas darnos cuenta. http://www.traficantes.net/libros/mujeres-hombres-poder

La librería es pequeña, hay unas 25 personas, en sillas y sentadas por el suelo. De entre las 25 personas asistentes hay 3 hombres.

Termina la presentación del libro de manos de tres de sus autoras, donde han explicado el artículo que han escrito. Se abre el turno de preguntas. Intervienen tres mujeres, una de ellas ya anciana, para decir que el ser hombre y el ser mujer es un dictado natural, como el ser del gallo y  de las gallinas, los roles de género vienen dados por naturaleza; su hija, una mujer de mediana edad, interviene para comentar que si las mujeres están en situación de desigualdad es porque éstas se dejan, porque no luchan.

Pero más increíble es que de los tres varones presentes en el acto, uno interviene largamente para preguntar dónde estaban los actos revolucionarios que las mujeres hacen, como si no fuera suficientemente revolucionario la existencia misma del lugar donde estábamos, ni las tres escritoras presentando el libro fruto de sus investigaciones y trabajo, ni todas las mujeres que allí estábamos comprometidas en mayor o menor medida con el feminismo.

Y para terminar otro de los chicos, pregunta con una frescura acojonante de dónde viene el conflicto de género, qué de dónde surge, vamos la típica pregunta tipo "qué fue antes, el huevo o la gallina", poniendo en duda la misma desigualdad de género.

Desigualdad que se estaba dando ante sus ojos. Las mujeres (y los hombres) están enseñadas por el machismo, a intervenir menos, a ocupar menos tiempo y espacio público, a pasar desapercibidas, y no es por falta de capacidades, es porque éstas no han sido alentadas ni estimuladas, sino todo lo contrario, por una sociedad profundamente patriarcal como la nuestra.


viernes, 11 de septiembre de 2015

Los gritos

Pocas cosas soporto menos que los gritos. Hay personas que sólo se comunican a gritos, cuando hay tensión o sienten nervios, incapaces de manejarlo de otro modo, gritan e insultan.

Estoy escuchando mientras desayuno, los gritos que salen a la calle del bajo de enfrente. No es nuevo. En la casa de esa familia con varios hijos e hijas, se gritan continuamente unos a otros, sin pudor, se insultan se amenazan a gritos.

La verdad es que aparte de ponerme nerviosa, siento miedo. Pero luego, es esa misma familia la que los domingos saca la mesa y las sillas a la calle y, ocupando la acera completamente, comen todos juntos y aparentemente felices.

No soporto los gritos a los demás, y menos los insultos y menosprecios a los niños y las niñas. No entiendo usar el grito, el hablar a voces, para querer tener razón, para imponerse, para defender argumentos, en el fondo, para atemorizar al otro y situarse, desde la cobardía o la falta de otros recursos, por encima y humillar.

¿Qué están aprendiendo esos niños y niñas del piso bajo de enfrente? ¿Qué aprendieron sus padres y madres? ¿Podrá romperse algún día esa cadena de maltrato, dejará de transmitirse de padres y madres a hijos/as?

Para mi el grito, gritar, es expresión de rabia, de un inmenso dolor, es desahogo, es, en todo caso, defensa ante una posible amenaza, es llamada de atención ante un peligro. Recuero el famoso cuadro de Edvard Munch llamado "El Grito".




Pero no entiendo el grito como una forma de comunicación, ni de diálogo, y mucho menos cuando esta dirigido a aquellos con quienes amenaces todos los días.

Gritar no es una herramienta de comunicación válida, excepto en contextos que podemos imaginar como muy ruidosos o donde hay mucha lejanía.

Gritar a otra persona, asusta y daña. Es violencia.

jueves, 10 de septiembre de 2015

De nómada a enredadera

Llegó septiembre y no he migrado. Últimamente, antes del frío, fui poniendo rumbo al Sur. Hace un año exactamente, rumbo al desierto del Sáhara.

Este septiembre veré caer las hojas y sentiré ese frescor bienvenido tras un verano intenso, iré a buscar una chaqueta, veré cómo se acortan más y más los días y la danza de las hojas en el aire.

Quiero echar raíces aquí. Voy pasando de nómada a enredadera, pero ... igual vuelo, igual sueño.

Abierta a la vida, en el vivir.