Lugar: la Librería de mujeres de Madrid, que desde el año 78 brinda un espacio esencial para el feminismo, un espacio de encuentro e intercambio, un lugar donde encontrar pensamiento y literatura feminista.
Evento: presentación del libro "Mujeres,hombres y poder. Subjetividades en conflicto" donde varias investigadoras desde distintos ámbitos reflexionan sobre cómo se construyen las subjetividades de género y cuáles son los dispositivos a través de los cuales se elaboran las identidades de género, sin apenas darnos cuenta. http://www.traficantes.net/libros/mujeres-hombres-poder
La librería es pequeña, hay unas 25 personas, en sillas y sentadas por el suelo. De entre las 25 personas asistentes hay 3 hombres.
Termina la presentación del libro de manos de tres de sus autoras, donde han explicado el artículo que han escrito. Se abre el turno de preguntas. Intervienen tres mujeres, una de ellas ya anciana, para decir que el ser hombre y el ser mujer es un dictado natural, como el ser del gallo y de las gallinas, los roles de género vienen dados por naturaleza; su hija, una mujer de mediana edad, interviene para comentar que si las mujeres están en situación de desigualdad es porque éstas se dejan, porque no luchan.
Pero más increíble es que de los tres varones presentes en el acto, uno interviene largamente para preguntar dónde estaban los actos revolucionarios que las mujeres hacen, como si no fuera suficientemente revolucionario la existencia misma del lugar donde estábamos, ni las tres escritoras presentando el libro fruto de sus investigaciones y trabajo, ni todas las mujeres que allí estábamos comprometidas en mayor o menor medida con el feminismo.
Y para terminar otro de los chicos, pregunta con una frescura acojonante de dónde viene el conflicto de género, qué de dónde surge, vamos la típica pregunta tipo "qué fue antes, el huevo o la gallina", poniendo en duda la misma desigualdad de género.
Desigualdad que se estaba dando ante sus ojos. Las mujeres (y los hombres) están enseñadas por el machismo, a intervenir menos, a ocupar menos tiempo y espacio público, a pasar desapercibidas, y no es por falta de capacidades, es porque éstas no han sido alentadas ni estimuladas, sino todo lo contrario, por una sociedad profundamente patriarcal como la nuestra.
Aquí mi mirada sobre el mundo, sobre la vida, compuesta de muchas formas y maneras de mirar mientras camino por la vida y la voy contando. La mirada sobre el mundo es una forma de estar en él e interpretarlo. Miradas...
miércoles, 23 de septiembre de 2015
viernes, 11 de septiembre de 2015
Los gritos
Pocas cosas soporto menos que los gritos. Hay personas que sólo se comunican a gritos, cuando hay tensión o sienten nervios, incapaces de manejarlo de otro modo, gritan e insultan.
Estoy escuchando mientras desayuno, los gritos que salen a la calle del bajo de enfrente. No es nuevo. En la casa de esa familia con varios hijos e hijas, se gritan continuamente unos a otros, sin pudor, se insultan se amenazan a gritos.
La verdad es que aparte de ponerme nerviosa, siento miedo. Pero luego, es esa misma familia la que los domingos saca la mesa y las sillas a la calle y, ocupando la acera completamente, comen todos juntos y aparentemente felices.
No soporto los gritos a los demás, y menos los insultos y menosprecios a los niños y las niñas. No entiendo usar el grito, el hablar a voces, para querer tener razón, para imponerse, para defender argumentos, en el fondo, para atemorizar al otro y situarse, desde la cobardía o la falta de otros recursos, por encima y humillar.
¿Qué están aprendiendo esos niños y niñas del piso bajo de enfrente? ¿Qué aprendieron sus padres y madres? ¿Podrá romperse algún día esa cadena de maltrato, dejará de transmitirse de padres y madres a hijos/as?
Para mi el grito, gritar, es expresión de rabia, de un inmenso dolor, es desahogo, es, en todo caso, defensa ante una posible amenaza, es llamada de atención ante un peligro. Recuero el famoso cuadro de Edvard Munch llamado "El Grito".
Pero no entiendo el grito como una forma de comunicación, ni de diálogo, y mucho menos cuando esta dirigido a aquellos con quienes amenaces todos los días.
Gritar no es una herramienta de comunicación válida, excepto en contextos que podemos imaginar como muy ruidosos o donde hay mucha lejanía.
Gritar a otra persona, asusta y daña. Es violencia.
Estoy escuchando mientras desayuno, los gritos que salen a la calle del bajo de enfrente. No es nuevo. En la casa de esa familia con varios hijos e hijas, se gritan continuamente unos a otros, sin pudor, se insultan se amenazan a gritos.
La verdad es que aparte de ponerme nerviosa, siento miedo. Pero luego, es esa misma familia la que los domingos saca la mesa y las sillas a la calle y, ocupando la acera completamente, comen todos juntos y aparentemente felices.
No soporto los gritos a los demás, y menos los insultos y menosprecios a los niños y las niñas. No entiendo usar el grito, el hablar a voces, para querer tener razón, para imponerse, para defender argumentos, en el fondo, para atemorizar al otro y situarse, desde la cobardía o la falta de otros recursos, por encima y humillar.
¿Qué están aprendiendo esos niños y niñas del piso bajo de enfrente? ¿Qué aprendieron sus padres y madres? ¿Podrá romperse algún día esa cadena de maltrato, dejará de transmitirse de padres y madres a hijos/as?
Para mi el grito, gritar, es expresión de rabia, de un inmenso dolor, es desahogo, es, en todo caso, defensa ante una posible amenaza, es llamada de atención ante un peligro. Recuero el famoso cuadro de Edvard Munch llamado "El Grito".
Pero no entiendo el grito como una forma de comunicación, ni de diálogo, y mucho menos cuando esta dirigido a aquellos con quienes amenaces todos los días.
Gritar no es una herramienta de comunicación válida, excepto en contextos que podemos imaginar como muy ruidosos o donde hay mucha lejanía.
Gritar a otra persona, asusta y daña. Es violencia.
jueves, 10 de septiembre de 2015
De nómada a enredadera
Llegó septiembre y no he migrado. Últimamente, antes del frío, fui poniendo rumbo al Sur. Hace un año exactamente, rumbo al desierto del Sáhara.
Este septiembre veré caer las hojas y sentiré ese frescor bienvenido tras un verano intenso, iré a buscar una chaqueta, veré cómo se acortan más y más los días y la danza de las hojas en el aire.
Quiero echar raíces aquí. Voy pasando de nómada a enredadera, pero ... igual vuelo, igual sueño.
Abierta a la vida, en el vivir.
Este septiembre veré caer las hojas y sentiré ese frescor bienvenido tras un verano intenso, iré a buscar una chaqueta, veré cómo se acortan más y más los días y la danza de las hojas en el aire.
Quiero echar raíces aquí. Voy pasando de nómada a enredadera, pero ... igual vuelo, igual sueño.
Abierta a la vida, en el vivir.
viernes, 17 de julio de 2015
La tecla
Te recuerdo muy
vagamente. Siempre fuiste un recuerdo lejano, remoto. Alguien de quien apenas
se habla en familia, porque tu historia causó heridas de esas que siempre duelen,
aunque hayan cicatrizado y los años hayan pasado. Es curioso como actos, cosas
que nos rodean, olores, imágenes, sonidos, de repente tocan una tecla de tu
piano emocional y la melodía de un sentimiento comienza a sonar, lenta,
inundándote, arrebatándote el ánimo y llevándolo a un estado concreto. Eso me
pasó a mí el otro día con una representación en escena. Lo que allí se contaba
me llevó muy lejos, a mi infancia, a esos recuerdos borrosos. Y me di cuenta de
que apenas te conocí, de que apenas sé nada de ti.
Acompañando a la
música de Mecano, se desarrolla el musical que cuenta la vida de unos amigos
que dejan el pueblo en los años 80 para venirse a Madrid, persiguiendo el sueño
de triunfar en la capital de la movida, del cambio, de la modernidad. Los
protagonistas se introducen en la vida nocturna, crean un grupo, se rodean de
travestis, gays, gentes de la noche, fiestas… se abren sus mentes, y se alejan
del pueblo. Van cumpliendo sus sueños, llegan a lo más alto como grupo musical,
y uno de ellos se va perdiendo, tras la falla que produce una ruptura amorosa,
en el camino de las drogas.
Allí estoy yo,
sentada en un salón de actos de un colegio del barrio de Entrevías, asientos
duros e incómodos de madera que no se han renovado nunca. Eclipsada con el
musical amateur y tarareando las canciones, aplaudiendo, riendo, disfrutando de
la coreografía y del coro, moviéndome de
un lado para otro porque no veo con la cabeza del que se sienta delante. Vamos
de emoción en emoción, alegría, risa, aplauso.
El personaje
pasa de los porros a la heroína, en un proceso gradual de desamparo, soledad y
angustia, que fue tejiendo esa dependencia hasta hacerla irrompible. En su
entorno, nadie le comprendía, desde fuera es fácil decir “tienes que dejarlo”,
“cada vez estás peor”, “no vuelvas a pedirme dinero para drogas”.
Paulatinamente se fue aislando, no asistiendo a los ensayos del grupo. Su
cuerpo fue degradándose – el maquillaje estaba muy conseguido - ojeras,
delgadez, locura, angustia, una cárcel. Y cada vez necesitaba más, escapar más
lejos, volar más alto.
En la segunda
parte, que comienza con otra gran canción acompañada de un baile, fue
instalándose el silencio. Prosigue la historia de amores, música,
desavenencias, y también la historia de degradación y muerte. Se escenifica cómo
corre la gota de sangre cuando se inyecta heroína en el brazo tras hacerse un
torniquete con el cinturón. Y llega el sida. Continúa la soledad y la
incomprensión y el personaje busca la muerte. Silencio en la sala. Silencio
sólo interrumpido por el sonido nasal de sorberme los mocos, hace rato que
estoy llorando, y creo que no soy la única porque escucho más sonidos como este
a mi alrededor. El silencio frío del dolor. Como en un tobogán hemos pasado de
la risa al llanto, y a los que estamos llorando, sobrecogidos, esa historia nos
ha tocado algo hondo y personal. Y es que en este barrio, como en otros muchos
de Madrid, esa historia fue cierta y todos conocemos a alguien, vecino de
alguien, amigo de alguien que sufrió el azote de la droga en los años 80.
El musical sigue
avanzando, es el último de la temporada de esta compañía amateur y parte de la
recaudación va destinada a un proyecto de educación en Guatemala. Después de la
escena de la muerte, sigue otra en el cementerio donde la canción que acompaña
es animada, y el ánimo del público remonta. Palmas, tarareos, se va quedando
atrás el silencio y la tristeza. Volvemos al acto divertido, con final feliz,
confetis, aplausos, salen los artistas a agradecerlos, se presenta la compañía,
seguimos aplaudiendo todos en pie. Finaliza el musical, la gente abandona el
colegio, y yo, reabierta esa ventanita al pasado, me quedo pensando, prendida
aún de esa emoción y de ese personaje. Apenas conocí a mi tío.
Profundizo en
mis recuerdos, son escasos. Recuerdo tus visitas a casa, pocas. También un
regalo, unos caramelos a mi hermana y a mí. Apenas sé nada de ti, me sigo dando
cuenta. Tenías los ojos azules verdosos de toda la familia paterna, vivos. Eras
joven, tendrías mi edad ahora o incluso menos. Creo que más bien te recuerdo
por las fotos que siempre he visto. Viene a mi mente aquella vez que mis padres
tuvieron que irse urgentemente, con mis abuelos y mis tíos y nos dejaron con
una vecina. Yo sabía que algo grave había pasado, pero claro, a los niños no se
les cuenta nada. Te habían encontrado muerto en Granada, en la calle, en un banco
de una plaza, era un primero de mayo. Comprendo ahora el celo que mi padre tuvo
siempre con nosotras, sus excesivos cuidados y normas estrictas; también esa
tristeza que a veces se apoderaba de mi abuela, uno de los seres más alegres de
la tierra.
Te recuerdo muy
vagamente. Otra historia me llevó a tu historia, parte importante de la mía
propia. La fuerza del destino te trajo la otra tarde para que no te olvide, para
que no te olvidemos.
miércoles, 15 de abril de 2015
Del nacer
Estoy de acuerdo en que son muchos y diversos los aspectos que afectan para que una persona lleve una vida más feliz que otra. Pero no tengo duda, de que en gran parte depende del nacer, de allí donde naces.
Una vez más, la vida vuelve a sacudirme con su cruda realidad. Y es que a la dureza y a la injusticia, al sufrimiento .... una jamás se acostumbra.
Del nacer depende que tengas apenas 50 años y aparentes 30 o aparentes 70; que tengas o no todos los dientes, que no tengas o tengas muchos hijos/as y nietos/as, que te coman los dolores o tengas acceso a fármacos para engañarlo, que tu vida tenga cierta calidad o casi sea una condena.
Pese a esto... no sabría decir quién es más feliz; la felicidad es individual, pero tener acceso a la salud, a la higiene, a la seguridad, a la educación, a la justicia sin duda te hace un ser humano más feliz, menos sufriente.
Y no es que nuestro modo de vida sea el mejor, ni mucho menos. Pero imagínate con 5 años, cuidando a tus hermanos de 3 y 2 años, yendo a por agua, sucia y descalza, durmiendo con animales y sobre el suelo, sin tiempo para jugar o soñar, vas a la escuela hasta los 12 años, malamente sabes contar o leer, y a trabajar, a ayudar en el campo o en la casa o en el cuidado de tus hermanos, hasta que te quedes embarazada y en el mejor de los casos te cases, y comiences a tener un niño tras otro... y generación tras generación apenas nada cambia.
Y del nacer.... paso al sonreír y al reír, al dar y recibir las gracias. Las personas, en su inmensa mayoría, son bonitas.
Una vez más, la vida vuelve a sacudirme con su cruda realidad. Y es que a la dureza y a la injusticia, al sufrimiento .... una jamás se acostumbra.
Del nacer depende que tengas apenas 50 años y aparentes 30 o aparentes 70; que tengas o no todos los dientes, que no tengas o tengas muchos hijos/as y nietos/as, que te coman los dolores o tengas acceso a fármacos para engañarlo, que tu vida tenga cierta calidad o casi sea una condena.
Pese a esto... no sabría decir quién es más feliz; la felicidad es individual, pero tener acceso a la salud, a la higiene, a la seguridad, a la educación, a la justicia sin duda te hace un ser humano más feliz, menos sufriente.
Y no es que nuestro modo de vida sea el mejor, ni mucho menos. Pero imagínate con 5 años, cuidando a tus hermanos de 3 y 2 años, yendo a por agua, sucia y descalza, durmiendo con animales y sobre el suelo, sin tiempo para jugar o soñar, vas a la escuela hasta los 12 años, malamente sabes contar o leer, y a trabajar, a ayudar en el campo o en la casa o en el cuidado de tus hermanos, hasta que te quedes embarazada y en el mejor de los casos te cases, y comiences a tener un niño tras otro... y generación tras generación apenas nada cambia.
Y del nacer.... paso al sonreír y al reír, al dar y recibir las gracias. Las personas, en su inmensa mayoría, son bonitas.
domingo, 12 de abril de 2015
De nuevo en danza... Guatemala
Una semana ya en Guatemala. Llegada al aeropuerto tras un largo viaje. Nos espera el transporte para llevarnos a nuestro destino.
Me llama la atención que prácticamente todos los coches llevan las lunas tintadas, incluida la de delante. Los buses, o camionetas como las llaman aquí, son preciosos, grandes, brillantes, llenos de colores y sueltan humo muy gris de los tubos de escape.
Es verano, hace buen tiempo, hay muchos árboles y flores.
Y me siento abrazada, constantemente abrazada por montañas y volcanes enormes que pueblan esta tierra de curvas. La tierra tiembla, respira, es voluptuosa.
Colores vivos. Gente amable, bajita, de hermosos cabellos, dispuesta, alegre, servicial, muy linda.
Cada vez que levanto la vista al horizonte ahí está la tierra, desafiante y altiva.
Otra vez, la vida nos ha traído aquí, a trabajar desde la creencia en el cambio, en la cooperación entre los pueblos y desde el respeto de la diversidad, y las convicciones de igualdad y justicia global.
Somos uno y parte del todo, y así, conectados como estamos, la diferencia hace el cambio.
Me gusta Guatemala. Me alegra haber vuelto a dar el salto al bello continente americano. Cientos de recuerdos de otros viajes acá, de lugares, comidas, gentes .... y lo vivido.
Contenta doy gracias, una vez más.
Me llama la atención que prácticamente todos los coches llevan las lunas tintadas, incluida la de delante. Los buses, o camionetas como las llaman aquí, son preciosos, grandes, brillantes, llenos de colores y sueltan humo muy gris de los tubos de escape.
Es verano, hace buen tiempo, hay muchos árboles y flores.
Y me siento abrazada, constantemente abrazada por montañas y volcanes enormes que pueblan esta tierra de curvas. La tierra tiembla, respira, es voluptuosa.
Colores vivos. Gente amable, bajita, de hermosos cabellos, dispuesta, alegre, servicial, muy linda.
Cada vez que levanto la vista al horizonte ahí está la tierra, desafiante y altiva.
Otra vez, la vida nos ha traído aquí, a trabajar desde la creencia en el cambio, en la cooperación entre los pueblos y desde el respeto de la diversidad, y las convicciones de igualdad y justicia global.
Somos uno y parte del todo, y así, conectados como estamos, la diferencia hace el cambio.
Me gusta Guatemala. Me alegra haber vuelto a dar el salto al bello continente americano. Cientos de recuerdos de otros viajes acá, de lugares, comidas, gentes .... y lo vivido.
Contenta doy gracias, una vez más.
viernes, 27 de febrero de 2015
Ella
Ya no eres una niña, aunque esa sea la imagen que me devuelven las fotos de ti diseminadas por doquier en casa (aunque siempre serás niña). Eres una adolescente, gruñona, irascible, cambiante, dormilona. No es nada nuevo, pero me he perdido ese cambio y descubro casi asombrada que ya no eres una niña. Nueva fase, nueva etapa, adolescencia.
Recuerdo a mi profesora Esther del colegio, nos daba inglés
y además era la directora. Un día nos explicó en octavo, qué era la adolescencia: que venía del latín “adolescere”,
que quería decir que nos faltaba algo, todavía faltaba algo para ser una persona
adulta; y en ese faltar algo (madurez, vivencias, identidad, camino..) que se
va superando con el tiempo, estábamos así, raros, inestables, sensibles,
ensimismados como una perla que se está formando en la concha, uraños porque
nadie nos entiende. Lo recuerdo perfectamente.
Estás por aquí, adolescente aunque me sorprenda mi asombro.
Ha pasado el tiempo por todos. Mis ojos te siguen viendo como mi niña adorada
siempre; con esos grandes ojos de mar curiosos y despiertos que tienes. Debe
ser ese corazón sin linde, del que hablaba mi abuela.
Estás en casa, por fin, sigues perdida, nos has hallado, volviste y me prometo no perderte más la pista. Aunque estés extraña y
llena de secretos y vivencias, estoy a tu lado.
No imaginas lo feliz que me hace tenerte danzando por casa esta mañana de viernes.
lunes, 19 de enero de 2015
El viento
Cómo ruge el viento cargado de arena, en el desierto.
Viento fuerte, que dobla árboles, que hace moverse antenas, que levanta tejados…
Si pudiera este viento del sur llevarte un mensaje...
Le pediría que te susurre al oído
que vuelvas
que te queremos
que te estamos esperando,
Le pediría
que revuelva tu pelo
que te lleve mariposas y un mensaje:
Vuelve, vuelve… vuelve.
sábado, 10 de enero de 2015
He de volver
He de volver.
He de volver para estar cerca.Deseo estar, y este deseo antes esquivo, se ha puesto en primera línea, como un deseo inmediato y urgente.Quiero regresar y ser ahí, en ese lugar, tan bueno como cualquier otro, pero que es hogar y es vínculo.He de volver y que sepas que estoy, incondicionalmente.El ave migratoria se ha tornado gaviota que necesita mar, y darse al mar, ser ahí. La felicidad ha adquirido una forma nueva.Mi voz interior me lo susurraba hace tiempo, ahora es canción que aletea en el pecho.Quiero volver. Con mis ojos siempre llenos de horizontes, pero con ganas de echar el ancla, amarrar el barco velero en buen puerto.Y vuelvo, regreso para quedarme. La semilla al viento ya voló suficiente, ahora quiere crecer hacia abajo y echar raíces.He de volver. Ya estoy casi volviendo y deseo con fuerza que para ti no sea ya tarde.
lunes, 5 de enero de 2015
Año nuevo
Una visita a Argel. Una semana comenzando el año nuevo 2015. Ha sido abrir la ventana y sentir un sol radiante pese al frío atenuado de esta ciudad mediterránea. Todo está inundado de luz, de la luz de la ilusión y la confianza; comienza una nueva vuelta alrededor del sol, pero esta vez a tu lado. Y brillan aún más, si cabe, las estrellas.
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