El viernes 5 de octubre de 2012,
vi nacer a un niño camerunés. La mamá era una mujer ciega completamente, con
los grandes ojos tapados de blanco. Estoicamente aguantaba el dolor, sin
anestesias, natural, llevaba ya varias horas dilatando y esperando.
La acompañé en la última parte
del parto, vi aparecer la cabecita del bebé entre sus piernas, lloré, me
emocioné, un apretón más, mamá, ya está casi, y con la última contracción el
bebé nació. Llantos, gritos, sangre… después las curas, coger la mano de la
mamá, ver la poca delicadeza del enfermero que atendía el parto cuando sin
previo aviso le metió la mano para sacar la placenta y comprobar que no
quedaban restos de nada dentro, coger su mano, sufrir su dolor, compartir su
alegría, felicitarla por ser fuerte, tan fuerte… Después el bebé en su regazo,
buscando su pecho, respirando, abriendo los ojos… ¡Cuánta emoción! Y después,
le dan puntos, en vivo y en directo, sin luz, alumbrándole con una linterna, le
digo que tenga paciencia, que ya va a acabarse todo… grita, aúlla, le está
doliendo y puedo empatizar tanto tanto… y poco más tarde, la mujer sale
caminando de la sala de parto, la acompaño a su cama, se apoya en mí, está
cansada, acaba de dar vida, acaban de abrirse sus carnes, acaba de parir a su
primer hijo y he tenido la dicha de compartir ese momento con ella, doler el
dolor y alegrarme en la alegría.
De igual forma, ayer por la
mañana murió un niño, de 4 ó 5 años. Venía ya en estado muy crítico, al parecer
llevaba varias semanas con diarrea y deshidratado. Murió, no sé si se pudo
haber hecho algo, el caso es que murió y los gritos de dolor de la madre se me
metieron en el corazón, cuánto desgarro, escribí esto:
Acaba de morir un niño en el hospital.
Esta mañana le vimos, mientras le intentaban coger una vía en sus venas
ya secas.
Parece ser que estaba deshidratado y con diarrea…. No se ha podido
hacer nada para salvarle
Los gritos de dolor de la madre me taladran la cabeza y el corazón.
Ha venido un coche a buscarla. Ya se van….
Se acabó todo.
Nacimiento y muerte. La muerte cuando la vida no se ha gastado toda, cuando
no se han gastado los huesos y el cuerpo de tanto vivir, no la entiendo.
Pese a que lo escribes, en realidad no me puedo imaginar cómo te sientes, no creo que nadie que no estuviera allí pueda.
ResponderEliminarLo que tengo claro es que tu mirada del mundo no va a volver a ser la misma.