La vida está ahí para aprender, y crecer. Todo lo que nos
pasa encierra un aprendizaje para quién lo quiera ver. Pasado el cabreo, la
decepción y la desilusión, con un poco de perspectiva es bueno revisar lo vivido
y apreciar esas señales que no vimos, reconocer esas voces internas que
quisimos acallar, y vernos desde fuera, como una actriz realizando su papel,
con sus luces y sus sombras. Y reír. Reírte. Quedarse con lo vivido y seguir adelante, con esa sonrisa radiante llena de mil soles y de luna.
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