domingo, 14 de octubre de 2018

El lado oscuro de la luna

Después de cuatro años de camino compartido, nuestras sendas en la vida se separan.
Agradezco estos años de buena vida, el convivir y crecer juntos.

No sé por qué, pero cambiamos, cambiaron mis sueños o volvieron a hacerse más fuertes los de siempre, no importa.

Rompí nuestros acuerdos, salí corriendo a abrazar una nueva vida, a sentir que tengo de nuevo las riendas de la mía. Volví a saborear mi libertad.

Me he descubierto no tan santa, no tan transparente, no tan sincera. Me he descubierto humana, no por encima del bien y del mal. Falible. Capaz de defraudar, de herir, con aristas y lados oscuros, con una humanidad que a veces yerra, se equivoca y miente. También atenta a mi ser, conectada con mi deseos y mis sueños.

Siento mucho el daño causado, pero no supe hacerlo de otra forma. Así y todo, asumo mi responsabilidad y me asumo como humana, con mis sombras y mis luces. Sobre todo capaz de volver a empezar. La culpa (grande y pesada), como dice mi amiga, desaparecerá y se convertirá en aprendizaje.

Y sigue el camino, siguen nuestros caminos mientras hacemos camino al andar.

Ojalá con el tiempo podamos crear otros caminos donde encontrarnos.