domingo, 22 de diciembre de 2013

Solsticio de invierno

Se acerca la media noche, y comenzará el invierno. A partir de hoy, cada día se llenará un poco más de luz solar, y las noches serán más cortas. Hasta hoy el proceso de oscuridad se ha completado, de noche, de vacío, de ausencia de luz... para volver, una vez más, a llenarse. Vacío que comienza a ser llenado. Es el momento del solsticio de invierno, un buen día para nacer.
Hoy 21 de diciembre, ha sido un día precioso. He sentido muy cerca a mis seres queridos, no ha importado que yo esté lejos; y de la gente de estas tierras, he recibido su cariño y su energía cargada de buenos deseos. Qué bello es vivir, pienso... aunque no siempre los caminos de la vida son fáciles o bonitos o cómodos o ligeros. No importa. He cumplido 34 años y experimento una curiosa alegría al cumplir años, al ir abonando esta tierra que soy. Quedan dos minutos y comienza otro ciclo, otra vuelta más a mi vida, otra etapa, otro nacimiento. Y siento una enorme gratitud dentro de mí. Solsticio de invierno.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Ascenso al Monte Camerún... y descenso

He dejado pasar unas semanas para hablar de este viaje. Por una parte, para recuperar el cuerpo, que aunque rindió mejor de lo esperado, sufrió algunas heridas de batalla; por otra parte, para recuperar el ánimo. Subir fue duro, pero el descenso lo fue más, siempre me ha costado mucho menos subir que bajar...
El monte Camerún, o Fako como lo llaman localmente, es un volcán cuya última erupción tuvo lugar en 2000, todavía se pueden ver los caminos de lava, algo precioso.
Está situado en el golfo de Guinea y es uno de los volcanes más altos de África, con 4.095 metros sobre el nivel del mar. Dicen que es relativamente sencilla su subida y la realizamos en dos días, con un tercero para bajar. Empezamos el ascenso en Buea, la ciudad que está a los pies de la montaña, a unos 1.000 de altitud, después de haber "contratado" al guía local y los porteadores, uno por persona; es obligatorio subir con ellos y pagar un impuesto ecológico. Los porteadores te llevan la mochila, los víveres para comer arriba, el agua, las tiendas de campaña, en fin, que suben unos 30 ó 40 kg cuesta arriba/abajo y atención, en chanclas cangrejeras o en zapatos de domingo. Estos hombres no especialmente musculosos a primera vista como podíamos imaginar, están totalmente acostumbrados a subir constantemente, así se ganan la vida, y suben como gamos, incluso con el peso que llevan encima te adelantan. Cada febrero desde 1973 se realiza una carrera, llamada "carrera de la esperanza", en la que se sube y se baja el monte lo más rápido posible y cómo no, el record lo tiene un camerunés que realizó la carrera en 4 horas y 45 minutos (3h 35 min de subida y 1h 10min de bajada), increíble pero cierto.
Como a medio día iniciamos el ascenso, dura caminata cuesta arriba, atravesando caminos con bosque-selva, sabana y llegamos al refugio 2, que semanas antes se había quemado, y dormimos ahí, con un frío que pela, en tiendas de campaña. El paisaje espectacular, el humor de todos pese al cansancio igualmente espectacular, pese a que siempre, las comparaciones son odiosas, y coincidimos allí con un grupo de alemanes que han contratado un mejor servicio. Sus guías no se han olvidado los cubiertos, les espera fruta fresca pelada, una colchoneta para sentarse a cenar... en fin... pero no se ríen tanto como nosotros, nos consolamos.... Ellos irán mejor preparados, con ropas hi-tech y equipo más profesional y atento... pero apenas se hablan entre ellos y  no les oímos en los dos días que coincidimos, reírse.


Con un maravilloso amanecer comienza el segundo día, ya nos han avisado que es el más duro y el más largo... claro, que no nos lo podemos ni imaginar: subida hasta coronar la cima, pasando por lava seca, zonas humeantes, ascenso, ascenso, cada vez cuesta más respirar.. pero llegamos. 
Claro, llegamos y queremos hacernos unas fotos, disfrutar del momento, que no todos los días se corono un 4.000... pero nuestro guía estaba ya molesto, entre que andábamos para el despacio, nos parábamos para coger aire o para reír,se iba quemando el pobre. Y así, a toda leche, comenzamos el descenso y ahí comenzó el sufrimiento y posterior amoratamiento de mis uñas de los dedos gordos de los pies. Como he comentado más arriba, me cuesta muchísimo bajar, más que subir; es una mezcla de miedo a tropezarme e irme rodando cuesta abajo. Así que es agotador ir de lado, frenando, agarrándome al palo como si me fuera la vida en ello. O simplemente, no me dejo llevar. En fin, la cuesta abajo fue un sufrimiento a todos los niveles, y el coste de llevar un calzado inadecuado para estas lides, tuvo un precio. No sabíamos que todavía nos esperaban varias horas más, de precipicio, tierra negra deslizante, caminos de lava dura y puntiaguda y hermosos cráteres, praderas.... un paisaje cambiante extraordinario. 

Y así, deprisa porque el plan de este segundo día es demasiado largo, como unas 9 horas de camino, y hay que llegar al campamento, donde ya están sentados y cómodos al fuego silencioso el grupo de alemanes. Y después de cenar, y ver las estrellas, a la tienda a dormir. 
Y amanecemos en el tercer y último día de descenso, horizontes magníficos, prados bucólicos, a un lado las montañas, enfrente el pequeño Monte Camerún o Monte Etinde, el océano y la isla de Malabo perteneciente a Guinea Ecuatorial, a lo lejos.

 El camino de hoy es más corto, me siguen doliendo las uñas de los pies y la mano de agarrarme al palo. Descenso, bosque-selva de nuevo, verde rabioso, hormigas también rabiosas, gusanos que se desprenden del cielo y suenan en las hojas como gotas de lluvia. Y por el camino vamos hablando y riendo, y por el camino voy también pensando. El descenso físico comporta un descenso interno, a nivel emocional, a nivel entraña, para mirar y coger fuerzas. Después del viaje, regreso a casa con heridas de batalla, pero la espada con sudor está ya bien afilada y pronta a cortar los lazos con una historia que ya fue, y que en algún momento, fue bonita mientras duró.





miércoles, 18 de diciembre de 2013

Hay dos estaciones: la de lluvias y la seca. Ambas tienen sus pros y sus contras, la de lluvias por el barrizal tremendo que se monta, lo incómodo de la lluvia.. ¿y la seca? No, no es por el calor, no. Es porque toda esa tierra deja de estar compacta, se volatiliza, se fragmenta y se hace polvo. Sí, polvo. Polvo que tiñe los edificios, los árboles de rojo, polvo que impregna la ropa y que colorea la piel blanca. Polvo que se mete en la nariz al respirar, en los ojos, en las uñas y en el pelo. Polvo que se incrusta en la ropa y no sale. Polvo rojo, la poussière, que barniza en esta época todo, y que está en el aire, que no pesa, y que, como dice mi madre, como no tiene huesos entra por todas partes.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

De nuevo diciembre

No me hago cargo de que estamos en diciembre. Con una temperatura media de 15 a 20 grados, en el África ecuatorial. Noviembre ha pasado como un suspiro, ocupadísima, aprendiendo y compartiendo mucho. Después ha seguido un viaje, otra mutación, un descenso para volver a ascender más alto y bajar. Pasó noviembre y no recordé que ya hace dos años que te has ido (pero siempre vives en mí). Pasó noviembre y apenas me acuerdo de ti y de lo mucho que me costó romper aquel lazo invisible que se convirtió en soga. Pasó noviembre, un mes más de desinterés por tu parte y c’est fini por la mía. Estamos en diciembre, navidad blanca resuena lejana, lejos del frío invierno. Estamos en diciembre y no lo parece; pronta a cumplir años, y no lo parece…

jueves, 5 de diciembre de 2013

La casa seguía igual, quizá con más flores bonitas que antes. Rocki, la gata, no estaba, pero sí sus hijas Negrita y Valentina. Quiero pensar que en su memoria gatuna aún guardaban mi olor o el tono de mi voz, que de alguna forma me recordaban como yo a ellas; cariñosas como siempre, ellas no defraudan, no...

Junto con la grata sensación de que la etapa vivida en aquel lugar se había cerrado, danzando con los recuerdos de los tiempos vividos, se instauró en mí en esta visita la tristeza del estado actual de las cosas, y la sensación de que no todos los cambios son buenos...

La gente, los rincones, el horizonte de bosque selva, la catedral en ciernes, el hospital ahogándose, el juego de la muerte y la vida constante, la rabia, el dolor, la frustración y la pena, junto con la alegría de algunos reencuentros y sabores y lugares...

Y vuelvo a los recuerdos de los meses allí pasados, de mi yo anterior, de lo que erré y de lo mucho que aprendí y viene esta frase a mi mente " yo ya no soy yo...ni mi casa es ya mi casa..."

Sangmélima, la belle, donde se quedó una parte de mí, donde volver de visita ha sido agridulce, donde dí y recibí tanto...



domingo, 24 de noviembre de 2013

Las chefferies

Antes de la colonización del África subsahariana, existían monarquías locales, pequeños reinos en los pueblos, que posteriormente se han denominado "chefferie", porque en estos micro estados había un jefe o chef.  En el oeste de Camerún todavía quedan estas chefferies tradicionales, que tienen poder y autoridad y que se coordinan y reparten competencias con las estructuras gubernamentales venidas más tarde con la colonia. En esta miscelánea de tradiciones, las chefferies siguen estando muy vigentes hoy en día y son muy respetadas por la gente. No se da un paso sin contar con el acuerdo del chef.
                                         
 
        Chefferie de Baleng


Chefferie de Bamenjou


    
                                                                                        Chefferie de Bandjoun                                                                                                                                                                          




La semana pasada nos invitaron a la fiesta de celebración del centenario del asentamiento del grupo Ti, en Bati, donde fundaron el pueblo actual, que sigue conservando su chefferie, su majestad y toda la estructura tradicional. Fuimos invitadas de honor, el rey o jefe actual nos recibió amablemente, para ellos era un honor tenernos de invitadas en la fiesta. Vimos los espectáculos y ritos conmemorativos del centenario, comimos con el jefe y finalmente tuvo el bonito detalle de hacernos unos regalos. Chez nous, chez vous. 

Para mi mente de mujer española nacida en el siglo XX, es difícil entender muchas cosas. Entre ellas la forma de vida que se lleva en las chefferies antes y ahora. En la chefferie de Baleng el rey tiene 42 años, hace un año que murió su padre, el anterior chef, y le eligió a él para que le sucediera. Esta elección la hace el chef entre todos sus hijos varones, y parece ser, que se basa en unos signos concretos para elegirle, y el elegido, no se puede negar. El chef actual heredó todo el poder, las posesiones y todas las mujeres de su padre, excepto la mujer que lo parió, su madre, que fue sacada de la concesión para vivir en otro lugar. Este hombre, que toca lo divino, tiene 38 mujeres, con las que tiene el amable, dicen, deber y obligación de acostarse y querer. Cada esposa tiene una casita, donde vive con sus hijos, y no sé de qué forma, se van turnando para entrar cuando les toca por una puerta lateral a los aposentos del chef. Es un honor ser una de las mujeres del chef, es un honor tener tantos hijos como seas capaz. Las mujeres que vimos ayer en la chefferie de Baleng, eran ya mujeres mayores, eran las esposas del anterior chef, que ha heredado el actual. Cuando el chef es elegido, se va al bosque secreto, un lugar místico y especial, con los notables y demás personas iniciadas, durante 9 semanas para aprender todos los detalles de ser jefe, pasar por los ritos sagrados y no puede salir de allí hasta que no deja embarazada a una mujer.

Entrada al bosque secreto de la chefferie de Baleng
Este bosque tiene prohibido el paso a cualquier persona ajena y no iniciada en estos asuntos. El bosque y la chefferie están guardadas por los totems, que según he entendido, son animales que comparten el espíritu con el chef y le protegen; el chef adquiere la fortaleza y cualidades de la pantera, la serpiente o el león, y de igual forma, si al animal le pasa algo o muere, lo mismo le pasa al chef. Es como que comparten la misma sustancia vital y suerte, para lo bueno y para lo malo. 

La poligamia es aceptada en Camerún, es una práctica legal y bastante habitual, de hecho, cuando te casas, puedes firmar un acta de matrimonio monógama o polígama. Claro está, la idea al revés, la idea de la poliandria a nadie le hace gracia. Muchos hombres nacidos de familias polígamas rechazan la idea de serlo, porque cuentan que no fueron felices su familia polígama: rencillas entre las varias mujeres del padre, poco tiempo del padre para atender a tantísimos hijos... 

Tradiciones, costumbres, formas de vida distintas a las nuestras. ¿Mejores, peores? Finalmente, tal vez, cada uno sea hijo e hija de lo vivido, y lo que está claro es que depende mucho de donde te haya tocado nacer, para ver las cosas de una forma u otra. 



sábado, 23 de noviembre de 2013


Hoy hemos ido a visitar las cataratas de Ekom Nkam, cerca de Nkongsamba. Al final de la estación de lluvias, hemos podido apreciar esta maravilla, que cuando llega la estación seca, cambia, de forma que la catarata de la izquierda desaparece. El guía nos contaba, que la catarata de la derecha es el hombre, masculina, y que la de la izquierda es la mujer, la femenina. Y, cómo no, le he preguntado el porqué. Su respuesta ha sido que la catarata de la derecha es más grande y corresponde al hombre, porque es el más fuerte. Le he rebatido su respuesta, haciéndole dudar tal vez un poco, y finalmente me ha dado la peregrina respuesta de que como la catarata de la izquierda desaparece en la estación seca, se asimila a la mujer porque cuando en la pareja camerunesa hay problemas, es ella siempre la que se va, la que abandona el hogar y se va con sus padres, en fin, desaparece como la catarata cuando no llueve.

También le he preguntado al guía si era de allí, y como me ha respondido que sí, no he podido evitar preguntarle si él estaba allí cuando en 1982 se rodó la película protagonizada por Christopher Lambert, Greystocke: la leyenda de Tarzán. Me dijo que sí, que tenía 12 años, y preguntándole me he enterado de que todo este equipo holliwoodense se alojaba en el pueblo, a 9 km de allí, y que estuvieron yendo y viniendo en grandes coches a las cataratas durante los dos meses que duró el rodaje. Recuerda que esta gente no dejó prácticamente nada, que si ese rodaje hubiera sido en estos días, les hubieran cobrado por su uso, como hacen ahora con los turistas que llegan, para que la comunidad mantenga bien el lugar.

Las cataratas son impresionantes, 80 m de caída de agua casi acaramelada, bosque selva en el horizonte, a los lados, verde, verde y nube, mosquitos y mariposas, calma y vapor blanco de agua que asciende deshaciéndose en forma de gotas. Precioso espectáculo. Me siento muy afortunada.

lunes, 11 de noviembre de 2013




Protesta de hambre, Edilberto Mérida.
Hoy he recordado a aquel artista. Cuando vivía en Cusco y daba clases de español a extranjeros, una de las actividades culturales que les hacíamos, era visitar un pequeño museo en la ciudad de un escultor cusqueño de este siglo muy interesante, Edilberto Mérida. Su gran obra custodiada por su hija, también escultura, era sobrecogedora: esculturas de barro, tanto de escenas religiosas como del pueblo, mostrando la dureza de la vida de la gente pobre, de la gente de campo. Esculturas de manos y pies grandes, porque quería mostrar cómo el hombre y la mujer destrozan y deforman su cuerpo con el duro trabajo y el hambre, arte desgarrador, arte de protesta y denuncia. En este "expresionismo indio" como se ha denominado, me llamó la atención las grandes manos y pies de los personajes que retrataba. En aquel momento pensé en las grandes manos de mi abuelo materno, que trabajó y trabajó el campo como una mula.

Hoy he pensado en uno de los niños a los que se estamos haciendo revisiones pediátricas este mes. Era un niño de 6 a 7 años con los pies deformados, sin apenas uñas, pies sucios, más que sucios, comidos por la tierra, por vivir sobre la tierra, andar sobre la tierra, correr y vivir pegado a la tierra. Un niño con los pies hinchados, llenos de cicatrices y costras, piel vieja en cuerpo nuevo. Descuido, falta de higiene, falta de oportunidades, miseria, pobreza, cuerpo ajado.

Unos pies grandes, secos y duros como raíces. Una piel como corteza de árbol. La tierra roja es piel rugosa. El cuerpo, como el alma, se moldea a base del cincel y el martillo de la vida. Y la vida, no es igual en todas partes.

domingo, 3 de noviembre de 2013

La voz cristalina y aguda de María Callas está tocando con sus dedos sutiles mis emociones aterciopeladas, que hoy domingo están a flor de piel. No importa si es el aria Un Bel di vedremo de Madame Butterfly o es O mio babbino caro... no importa si es alguna parte de Samson et Dalila... no importa, ya me ha tocado.

Tostadas con compota de manzana y de higos hecha por mi madre, que me he traído en botecitos pequeños. El viento sopla fuera. Espero la hora del eclipse. 

Una capa dorada como de miel, así me imagino la forma en la que se están cubriendo mis emociones, no sé si es el brillo dorado de la suma de decepciones o es el barniz luminoso de la verdad. Sólo me falta un paso, para que por ahí resbalen los pensamientos de ingenua espera. Es un trampolín para disfrutar del ahora, para tomar consciencia, es un alimento para la niña y una capa mágica para la adulta.

Esta voz de María me está tocando, ya me ha tocado con sus dedos sutiles. Suena la Traviata
Sempre libera degg'io oh oh oh ohhhhhhhh....

viernes, 1 de noviembre de 2013

Tarde de muertos

Hoy es 1 de noviembre, ese día que en nuestro mundo llamado "occidental" se celebra cada vez más masivamente, disfrazándose de monstruos o personajes terroríficos para dar miedo o exorcizar al miedo, ir a una fiesta, o también se celebra, más tradicionalmente, yendo a los cementerios a llevar flores, y llorar o recordar u honrar a los muertos. Y me pregunto ¿por qué este día de celebración de origen tal vez celta, tradicionalmente, se ha hecho el 1 de noviembre? ¿qué tiene este día o este momento del año, para que la línea entre la vida y la muerte, mejor dicho, entre los muertos y los vivos, sea más delgada? Ni idea. Pero algo habrá seguramente.

Aquí en Camerún este día no se celebra, ni siquiera ha llegado en forma de Halloween de brujas y monstruos y disfraces y fiestas. Menos mal. La muerte se vive de otra forma, y parece ser que no existe un día exacto para pensar en ello o celebrarlo. Aquí he estado más cerca de la muerte que nunca en mi vida, y aquí valoro lo que es tener más de 30 años y todavía conservar vivos y en buena salud a mis padres y a la mayor parte de mi familia. Aquí a casi todas las familias les faltan varios miembros, hijos, hermanos, primos... todos los días, imprevisiblemente muere algún ser querido, algún conocido o vecino. Y claro que todos tenemos que morir algún día, pero sin duda hay lugares en los que la vida parece que tienen menos valor que en otros; así es, por mucho que duela esta injusticia atroz.

Esta tarde de muertos, quiero dedicarla a las personas queridas, que he conocido y que ya no están aquí, y que tal vez, como vulgarmente se dice, "han pasado a mejor vida", aunque los que estamos aquí ninguno queremos en realidad irnos, por muy buena que la otra vida pueda ser. Y aunque comparado con lo que se vive en estas tierras, no he vivido muchas muertes cercanas y dolorosas, recuerdo a mis abuelos y a mi abuela especialmente, todos cercanos, todos me aportaron algo, me hicieron crecer y su recuerdo embellece mi vida. A donde quiera que estén, que sepan que les quiero, y que vivirán en mí mientras yo lo haga.

Feliz tarde de muertos.

lunes, 28 de octubre de 2013

¿Quién puede acostumbrarse?

7.00 de la mañana. Lunes. Me preparo para comenzar el día, ducha, desayuno… y música. De repente empiezo a escuchar unos gritos de mujer, aullidos de dolor, muchas voces. Apago mi música que se me antoja poco apropiada ahora. Vienen del hospital. Alguien ha muerto.

Voy al hospital. Siguen los gritos, los llantos. Pregunto y me cuentan que esta mañana ha muerto una mujer joven, que había sido operada en el hospital y a la que iban a dar el alta hoy mismo. Ya estaba bien, esta mañana ha ido al baño a ducharse, y al poco rato, la han encontrado muerta en el baño. Nadie se explica por qué. Ayer sus hijos vinieron a verla, ella se había arreglado el pelo, estaba bonita. Esta mañana de repente ha muerto y nadie sabe por qué.

Son las 8.46. La madre está tirada en el suelo de la entrada del hospital, llorando, con varias mujeres de la familia. Luego llega el padre, un señor mayor, destrozado, aullando. Y finalmente ha llegado el marido, un hombre joven, que parece ser que estaba muy pendiente de ella, de esos hombres que verdaderamente aman a su mujer. Desencajado, ha entrado al hospital, las hermanas han intentado consolarle, ha llorado, gritado, se ha golpeado contra la pared, se ha tirado de puro dolor por las escaleras. En la entrada la familia le está sujetando, animando, pero él está lleno de dolor, de rabia, de incomprensión, fuera de sí, gritando, gritando, la familia grita. Desde aquí  lo oigo, la gente mira la escena. Es un hombre roto, hecho jirones de desesperación. Yo llevo llorando toda la mañana. No me acostumbro a la muerte, esas lágrimas espesas de la madre de la chica, ese desconsuelo al borde de la locura del marido. Llega el doctor y comenta que las muertes súbitas no tienen una explicación clara. La hermana Nathalie se acerca y me dice, quédate en la oficina, es mejor que entres, no estás acostumbrada a estas cosas. A estas cosas…. ¿quién se acostumbra? Sigo oyendo los alaridos de dolor de este hombre, de esta familia. Gritos, gritos, llanto, cantos fúnebres y absoluto desconsuelo.



Comienza bien la semana, me digo. Me intento centrar en el trabajo. La blanca no está acostumbrada a la muerte, a estas muertes, y es demasiado empática. Con los ojos hinchados y la nariz roja, sonándome los mocos, sigo oyendo los gritos, pero también las voces de los niños de la escuela de aquí al lado y el cantar de los pájaros. La vida sigue.

domingo, 27 de octubre de 2013

La Polio

Recuerdo en el instituto a la profesora Lola. No la conocí hasta COU, hasta ese entonces la veía ir de un lado para otro con su gran cuerpo sentado en su silla de ruedas. Fue una profesora fantástica de historia, muy inteligente y luchadora, con su acento del sur y su eterno cigarrillo en los descansos. Un día en clase nos lo contó: tuvo la polio de pequeña, y esa enfermedad la dejó con parálisis en sus piernas de por vida. En ese momento supe de la existencia de esa enfermedad, a la que ya se vacunaba sistemáticamente a los bebes españoles.

La vacuna de la poliomielitis se descubrió en los años 50. Actualmente este virus con dos cepas, ya tiene erradicada una, y la enfermedad ha sido controlada en América y en Europa. Sin embargo en el continente asiático y en el africano sigue estando presente. Parece ser que es un virus que fuera del cuerpo humano no puede vivir, y la idea es inmunizar a todos los niños y niñas del mundo para dejar sin casa a este ingrato huésped. La vacuna preventiva es oral, un par de gotas.

Dice la OMS Los casos de poliomielitis han disminuido en más de un 99% desde 1988, cuando se calculaba que había 350 000 casos en más de 125 países endémicos, en comparación con los 223 notificados en 2012. En 2013, la poliomielitis sigue siendo endémica sólo en tres países: Nigeria, Afganistán y el Pakistán (...)


Hoy domingo he acompañado a una enfermera del hospital, junto a un representante del comité de salud de la zona. Hemos caminado casa a casa, subido y bajado colinas, pasado por sembrados de judías verdes (es la época aquí), preguntado y buscado a los niños y niñas más pequeños de la zona. ¿El objetivo? Inmunizar a los menores de 5 años contra la poliomielitis, en una iniciativa de la OMS junto con el gobierno camerunés. Y al mismo tiempo, proporcionarles vitamina A y desparasitarles.

Simplemente, aparecer en la casa de alguien, para decirle que le dejes darle a su hijo/a una medicina, ya es de por sí desconcertante. Por eso íbamos con alguien del lugar, que se acercaba primero a la casa, preguntaba y luego ya llegaba la enfermera y yo su ayudante improvisada, para realizar la vacunación. Observé que realmente no le explicaban mucho a la gente, que simplemente aceptaba las cosas, sin hacer preguntas; aunque me han comentado que mucha gente se niega, por simple ignorancia. Y es lógico, pobreza e ignorancia van unidas de la mano, forman un tandem al que se une un estado de salud precario. Así he visto a varios niños y niñas hoy, entre el barro y la suciedad. Curiosamente, en casi ninguna de las casas estaban los hombres, sino las madres o varias mujeres con bastantes niños a su cargo. Mujeres cocinando, lavando, trabajando los cultivos, acarreando leña. Ha habido lloros y miedo por parte de algunos niños, otros sin embargo ni se inmutaban ante el "abre la boca, mastica la pastilla, trágatela", otros se han asustado al ver una blanca.


Cuando hemos llegado a visitar la última casa, estaban media docena de mujeres comiendo dentro de la casa, sentadas en semicírculo con el caldero de la comida en medio y con los churumbeles merodeando por ahi. Hemos vacunado a un bebe que su madre estaba amamantando en ese momento y nos han sacado unos taburetes fuera; nos han ofrecido su comida: arroz con una salsa no sé bien de qué. Estos ofrecimientos no se pueden rechazar de ninguna manera. Hemos comido, se lo hemos agradecido y nos hemos marchado de vuelta al hospital.

En la retina esos rostros infantiles... y una pregunta ¿qué será de ellos en el futuro?
  
Un caso de poliomielitis se descubrió en 2011 en Camerún que hizo saltar las alarmas y comenzar esta campaña masiva de inmunización y vigilancia de la enfermedad.

sábado, 26 de octubre de 2013

Medio día en Djunang, mi primer día realmente sola en esta casa grande. Frente a mi tengo colinas verdes, árboles, flores y la flor de pascua hecha árbol. Tengo lagartijas y ratoncillos en casa, arañas, mosquitos, pájaros de colores. Espacio de sobra y gente amable y sonriente. Siempre hay historias que te tocan, ya me ha tocado una, una chica no sabría si de 12 ó 13 años o tal vez un poco más, con un retraso mental, gran desarrollo físico, la cara sonriente, la cabeza rapada, la piel llena de cicatrices que duelen de sólo mirarlas. Esta chica estuvo aquí hace dos días, había sido violada y ahora estaba embarazada.
Se puede pensar que historias de este tipo suceden todos los días en todas partes. Es verdad. No por ello dejan de conmoverme, y me hacen pensar en el ser humano, en su más oscura irracionalidad, en su cara menos amable y más cruel. Y siento que no tengo respuestas. Siento dolor y frustración. ¿Qué será de ésta chica y su vida?  Miro por la ventana, la ropa tendida se seca al viento, con sonido renqueante un coche pasa por la calle, este salón es tan grande que se podrían hacer clases de baile o de pilates. Miro por la ventana, la mañana avanza, la vida no se detiene.

viernes, 18 de octubre de 2013

He vuelto

Los duros acontecimientos vividos estos últimos días no me han dejado saborear el acercamiento de este día. Es en el vuelo París-Yaoundé donde realmente me creo lo que está pasando: vuelvo a Camerún, de donde nunca me despedí del todo. Un super avión Boing 777, lleno del bullicio, los enormes cuerpos y rasgos esculturales de los cameruneses, lleno de equipajes de mano sobreabundantes y difíciles de colocar, lleno en definitiva de ese toque africano fácilmente reconocible.
Aeropuerto de Nsimalem. Humedad y calor. Olores y bullicio, desorden, colores… c’est l’Afrique! El aeropuerto que hace unos meses me despedía, hoy me recibe más segura, más contenta; sin el asombro y la emoción de la primera vez, pero con la alegría inmensa de los  reencuentros y los recuerdos, y la sensación del comienzo de otra nueva aventura. Y de sentir que todo es familiar, que no en vano he pasado casi un año de mi vida en estas tierras, y que ahora vuelvo de nuevo.
Época de lluvias, y Yaounde nos recibe sin lluvia. El mismo caos de tráfico, los olores a tierra mojada, a poisson bressé, la música, las gentes, las calles, el horizonte accidentado de la ciudad. Llegamos en la ambulancia a Mvog Betsi, misma subida difícil al hospital, la gente, la casa de voluntarios, reencuentros, abrazos, el árbol del mango y David con su sonrisa.
Y siento que es como si nunca me hubiese ido.

No han pasado 24 horas aquí, y llega la lluvia, pesada, fuerte, grave, cielo gris, duración corta pero intensa, dejando olores a barro y vida. Termina, el sol vuelve a salir y el cielo se pinta de azul. 

miércoles, 21 de agosto de 2013

Caminos

La vida es un camino, y no es sólo una comparación ni una metáfora: la vida es camino. Como todos los caminos, lleva a algún sitio, aunque haya tramos en los que no vislumbras el próximo pueblo al que llegas, si habrá tierra o mar, incluso caminas estando perdido. Pero caminas, caminas, no dejas de caminar; incluso parar es para descansar, coger fuerza y seguir caminando.




 A veces el camino es duro, mucho. Sobre todo cuando no estás preparado, te duelen los pies, te salen ampollas, te puedes lesionar, pero todo eso es parte de un digamos "endurecimiento" para el camino y para la vida. Tropezarse y seguir, que duela, curarse y seguir, y aprender.
A lo largo del camino encuentras parajes maravillosos, entornos idílicos, paraísos en la tierra. Pero como en la vida misma, encuentras también parajes quemados, sucios, desgastados, toscos, hostiles... Frío, calor, lluvia, viento... Gente con prisa, gente tranquila, gente sola, grupos de gente, gente con penas y alegrías, gente gris y gente de arcoiris, al fin y al cabo, gente.

Los puentes. Comunicando y acercando lugares, distancias, pueblos, culturas, hombres...Los puentes son lazos que unen, son caminos de ida y vuelta, facilitan, vinculan, conectan, juntan y separan los caminos.

Los caminos van siempre a algún lado, son dirección hacia, con un destino, son inevitables, siempre estamos haciendo camino hacia alguna dirección, concreta o no, soñada o no, o bien perdidos y sin horizonte pero sin embargo, caminamos. Cuando no caminamos, cuando está el cuerpo en reposo, la mente también camina, navega, está en movimiento de tal forma que sólo con un decidido deseo de aquietarla, se aquieta, se para.

Desde que nacemos comenzamos nuestro camino, la vida es camino, no sé si la muerte será el objetivo, el fin del camino. No importa. Caminemos, es decir, vivamos, soñemos, deseemos, tropecemos y crezcamos por el camino. También a veces, para encontrarse hay que perderse, y perdiéndote y saliéndote de la ruta marcada, conocemos otros paisajes, otras gentes, otros caminos y aprendemos.

Ahora que ando perdida, que camino sin rumbo fijo, sigo caminando y camino... golpe a golpe, verso a verso...



martes, 6 de agosto de 2013



Debe ser por un recuerdo ancestral de hembra humana que...
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El grito

No me paro a valorar ahora si  fueron justos o injustos, pero sí todos muy dolorosos.

A la mujer adulta que soy hoy, le sigue doliendo el grito. El grito despierta una emoción antigua, que tira del fondo, fondo y la memoria comienza rápida e implacable a recordar lo sentido, a ponerte en el corazón esas emociones pasadas: eso sentido era profundo desamparo, tristeza y desconsuelo. Ni siquiera hubo rabia, ni siquiera rencor pequeño, ni enfado, sólo dolor puro y silencioso.

Pueden haber pasado los años, cambiado las cosas, girado el mundo... pero hay cosas que reposan en el fondo, semi dormidas, que en un segundo se vuelven presentes y te mudan el ánimo con violencia, como un remolino que no sabes de dónde ha salido. Quizá crecer sea eso, ser más consciente de lo vivido, sentir la emoción y dejarla marchar; coger aire, soltarlo, abrazar a la niña y volver a sonreír.




Conversaciones con soledad

Hoy he decidido pasar el día sola, mejor dicho, no sola, en compañía de mi misma. Y me he dedicado a escribir estas reflexiones.


En diccionario VOX escolar de la lengua española, edición de 1989, mi primer diccionario que aún conservo bien cuidado y con cariño, busco la palabra “soledad”. Y este libro gordito de hojas amarillas nos dice en la entrada de la palabra: soledad f. Carencia de compañía.// Pesar y melancolía que se siente por la ausencia, muerte o pérdida de alguna persona o cosa. // Lugar desierto o tierra no habitada.// Tonada andaluza de carácter melancólico.// Copla que se canta, y danza que se baila con esta música.


Busco en el diccionario digital de la RAE  en su vigésimo segunda edición, la misma palabra, y nos dice: soledad (del lat. solitas, -atis). 1. f. Carencia voluntaria o involuntaria de compañía.2. f. Lugar desierto, o tierra no habitada. 3. f. Pesar y melancolía que se sienten por la muerte o pérdida de alguien o algo. 4. f. Tonada andaluza de carácter melancólico, en compas de tres por ocho. 5. f. Copla que se canta con esta música. 6. f. Danza que se baila con ella.


Ambas definiciones coinciden en “la carencia”, es decir, en que falta algo, en este caso te falta compañía. Que algo falte tiene un significado negativo: me falta valor, me falta tiempo, me faltan recursos…. Me falta compañía = soledad, según estas acepciones. La RAE incluye el carácter voluntario o bien involuntario de esta carencia; podemos elegir esta carencia o que venga impuesta. Incluso aunque sea algo elegido, la palabra siempre tiene un soniquete negativo, triste, que da  incluso pena. Incontables las canciones que hablan de la soledad en ese sentido.¿Es lo mismo estar sola que sentirse sola? Puedes estar rodeada de cientos de personas y sentirte sola, de igual forma puedes estar sola y no sentirte sola. Esta carencia de compañía puede ser por tanto física, el hecho de no tener a nadie al lado, cerca  (me refiero a personas y a animales, tal vez plantas) y también puede ser emocional o psicológica, de carácter afectivo. Puedo sentirme sola con mi pareja al lado, con mis amigos en un bar de copas. ¿Y de qué depende esta segunda soledad? ¿es que no hay nadie con quien compartir, hay falta de esa compañía emocional, o en el fondo cuando se siente es que estamos regañadas con algún aspecto de nosotras mismas y necesitamos a los demás para escapar de ese estar a solas (que no es lo mismo que estar sola)? ¿Por qué no nos sentimos bien estando solas, por qué es un casi un imperativo social estar constantemente en compañía de alguien?


Aquí me parece muy esclarecedor e interesante un artículo de Marcela Lagarde que se llama “La soledad y la desolación”. Otra vez busco en la RAE: desolación 1. F. Acción y efecto de desolar o desolarse. Desolar (del lat. desolare) 1. tr. Asolar (destruir, arrasar). 2. tr Causar a alguien una aflicción extrema. 3. prnl. Afligirse, angustiarse con extremo. ¿Puede ser esto a lo que se refieren las acepciones anteriores: Pesar y melancolía que se sienten por la muerte o pérdida de alguien o algo?En su artículo Marcela distingue entre soledad y desolación, y rescata el valor positivo de la soledad y diferencia ambos conceptos que no son lo mismo, pero que confundimos constantemente, sobre todo, como en la cultura patriarcal no puede ser de otra forma, las mujeres. Vamos a echarle un vistazo, más bien lo voy a reproducir literalmente y casi por completo, porque no tiene desperdicio.


Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía, porque desde muy pequeñas y toda la vida se nos ha formado en el sentimiento de orfandad; porque se nos ha hecho profundamente dependientes de los demás y se nos ha hecho sentir que la soledad es negativa, alrededor de la cual hay toda clase de mitos. Esta construcción se refuerza con expresiones como las siguientes “¿Te vas a quedar solita?”, “¿Por qué tan solitas muchachas?”,  hasta cuando vamos muchas mujeres juntas.La construcción de la relación entre los géneros tiene muchas implicaciones y una de ellas es que las mujeres no estamos hechas para estar solas de los hombres, sino que el sosiego de las mujeres depende de la presencia de los hombres, aún cuando sea como recuerdo.Esa capacidad construida en las mujeres de crearnos fetiches, guardando recuerdos materiales de los hombres para no sentirnos solas, es parte de lo que tiene que desmontarse. Una clave para hacer este proceso es diferenciar entre soledad y desolación. Estar desoladas es el resultado de sentir una pérdida irreparable. Y en el caso de muchas mujeres, la desolación sobreviene cada vez que nos quedamos solas, cuando alguien no llegó, o cuando llegó más tarde. Podemos sentir la desolación a cada instante.Otro componente de la desolación y que es parte de la cultura de género de las mujeres es la educación fantástica par la esperanza. A la desolación la acompaña la esperanza: la esperanza de encontrar a alguien que nos quite el sentimiento de desolación.La soledad puede definirse como el tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios con nosotras mismas. La soledad es un espacio necesario para ejercer los derechos autónomos de la persona y para tener experiencias en las que no participan de manera directa otras personas.Para enfrentar el miedo a la soledad tenemos que reparar la desolación en las mujeres y la única reparación posible es poner nuestro yo en el centro y convertir la soledad en un estado de bienestar de la persona.Para construir la autonomía necesitamos soledad y requerimos eliminar en la práctica concreta, los múltiples mecanismos que tenemos las mujeres para no estar solas. Demanda mucha disciplina no salir corriendo a ver a la amiga en el momento que nos quedamos solas. La necesidad de contacto personal en estado de dependencia vital es una necesidad de apego. En el caso de las mujeres, para establecer una conexión de fusión con los otros, necesitamos entrar en contacto real, material, simbólico, visual, auditivo o de cualquier otro tipo.La autonomía pasa por cortar esos cordones umbilicales y para lograrlo se requiere desarrollar la disciplina de no levantar el teléfono cuando se tiene angustia, miedo o una gran alegría porque no se sabe qué hacer con esos sentimientos, porque nos han enseñado que vivir la alegría es contársela a alguien, antes que gozarla. Para las mujeres, el placer existe sólo cuando es compartido porque el yo no legitima la experiencia; porque el yo no existe.Es por todo esto que necesitamos hacer un conjunto de cambios prácticos en la vida cotidiana. Construimos autonomía cuando dejamos de mantener vínculos de fusión con los otros; cuando la soledad es ese espacio donde pueden pasarnos cosas tan interesantes que nos ponen a pensar. Pensar en soledad es una actividad intelectual distinta que pensar frente a otros.Uno de los procesos más interesantes del pensamiento es hacer conexiones; conectar lo fragmentario y esto no es posible hacerlo si no es en soledad.Otra cosa que se hace en soledad y que funda la modernidad, es dudar. Cuando pensamos frente a los otros el pensamiento está comprometido con la defensa de nuestras ideas, cuando lo hacemos en soledad, podemos dudar.Si no dudamos no podemos ser autónomas porque lo que tenemos es pensamiento dogmático. Para ser autónomas necesitamos desarrollar pensamiento crítico, abierto, flexible, en movimiento, que no aspira a construir verdades y esto significa hacer una revolución intelectual en las mujeres. (…)Las mujeres somos expertas en nostalgia y como parte de la cultura romántica se vuelve un atributo del género de las mujeres.El recordar es una experiencia de la vida, el problema es cuando en soledad usamos ese espacio para traer a los otros a nuestro presente, a nuestro centro, nostálgicamente. Se trata entonces de hacer de la soledad un espacio de desarrollo del pensamiento propio, de la afectividad, del erotismo y sexualidad propias. (…)La autonomía requiere convertir la soledad en un estado placentero, de goce, de creatividad, con posibilidad de pensamiento, de duda, de meditación, de reflexión. Se trata de hacer de la soledad un espacio donde es posible romper el diálogo subjetivo interior con los otros y en el que realizamos fantasías de autonomía, de protagonismo pero de una gran dependencia y donde se dice todo lo que no se hace en la realidad, porque es un diálogo discursivo.Necesitamos romper ese diálogo interior porque se vuelve sustitutivo de la acción; porque es una fuga donde no hay realización vicaria de la persona porque lo que hace en la fantasía no lo hace en la práctica, y la persona queda contenta pensando que ya resolvió todo, pero no tiene los recursos reales, ni los desarrolla para salir de la vida subjetiva intrapsíquica al mundo de las relaciones sociales, que es donde se vive la autonomía.Tenemos que deshacer el monólogo interior. Tenemos que dejar de funcionar con fantasías del tipo: “le digo, me dice, le hago”. Se trata más bien de pensar “aquí estoy, qué pienso, qué quiero, hacia dónde, cómo, cuándo y por qué” que son preguntas vitales de la existencia.La soledad es un recurso metodológico imprescindible para construir la autonomía. Sin soledad no sólo nos quedaremos en la precocidad sino que no desarrollamos las habilidades del yo. La soledad puede ser vivida como metodología, como proceso de vida. Tener momentos temporales de soledad en la vida cotidiana, momentos de aislamiento en relación con otras personas es fundamental y se requiere disciplina para aislarse sistemáticamente en un proceso de búsqueda del estado de soledad. (…)El trato social en la vida cotidiana de las mujeres está construido para impedir la soledad. El trato que ideológicamente se da a la soledad y la construcción de género anulan la experiencia positiva de la soledad como parte de la experiencia humana de las mujeres. Convertirnos en sujetas significa asumir que de veras estamos solas: solas en la vida, solas en la existencia. Y asumir esto significa dejar de exigir a los demás que sean nuestros acompañantes en la existencia; dejar de conminar a los demás para que estén y vivan con nosotras.Una demanda típicamente femenina es que nos “acompañen” pero es un pedido de acompañamiento de alguien que es débil, infantil, carenciada, incapaz de asumir su soledad. En la construcción de la autonomía se trata de reconocer que estamos solas y de construir la separación y distancia entre el yo y los otros.


La desolación es un dolor profundo, algo ha sucedido que ha arrasado con todo, como un incendio que ha convertido una tierra fértil en un paraje yermo; es un gran dolor, casi insondable, una pérdida, y de ella deriva la nostalgia. Esto no es la soledad, y el problema es cuando sentimos la desolación y lo llamamos soledad, o cuando estamos solas, con nosotras mismas y nos sentimos desoladas, vacías, con una gran pérdida, una profunda pena, como un cuerpo triste. Ahí, me uno con Marcela Lagarde a la reivindicación de la soledad en general, pero en concreto, en clave femenina, como un espacio estupendo para crecer, para crear, para dudar, para pensar, para estar contigo misma, para disfrutar, para sentir a solas, sin miedo, sin pensar que estamos abandonadas. Estar sola no es estar abandonada, no es desolación, y para ello hay que darle la vuelta a todo: hay que sembrar dentro, hay que quererse mucho, cuidarse, escucharse, valorarse, disfrutar del ser de una que es algo especial, que no hay dos iguales, que es esencial y tal vez finito…. Todo esto no está reñido al placer infinito de compartir con los demás, de ser social, de disfrutar con la presencia de personas que colorean más nuestra vida, que añaden matices, con quiénes somos; sin olvidarnos de este espacio esencial, íntimo, interno, necesario, bello, que es el estar a solas con una misma. Cultivar este terreno hermoso permite no tener miedo a hacer cosas sola, no sentirte desdichada ni abandonada si algún día no tienes planes con alguien, no necesitar compañía a cualquier precio y no establecer relaciones de dependencia afectiva y apego.


Y ahora, en esta tarde conmigo en casa, le he puesto carmín a mis labios, he abierto las ventanas porque el calor es sofocante, escucho una cadena de música carca que hace poco he descubierto, y voy a comerme un helado.


Necesitamos a los demás pero no a cualquier precio y no a cada instante; creo que necesitamos más estar a gustito con nosotras mismas y disfrutar de estos días espléndidos a solas y terminar con esa sensación aprendida de desolación profunda cuando estamos solas. Se trata de estar más y mejor con nosotras mismas.

jueves, 18 de julio de 2013

Este cuerpo

Dolor, calor en el vientre. Centro la atención en la matriz, generadora de posibilidad de vida cada mes desde hace ya muchos años. Calor, dolor, inflamación, respiro, respiro, sangro, comienza un nuevo ciclo, me limpio, desciendo al centro de mi tierra y vuelvo a ascender. En mí, consciente de mí, de mi ser, de mi materialidad, de mi feminidad. Una bendición aunque duela, una bendición aunque te cambie el ánimo. La posibilidad misma del cambio, el descenso al averno y la ascensión, cíclico movimiento. Me refugio en mí mientras desciendo, me abrazo fuerte, vientre inflamado, vientre vivo.
Cojo aire, lo suelto muy lentamente. Vida. V I D A

martes, 16 de julio de 2013

He regresado

He regresado, he regresado y a veces me siento como si nunca me hubiera ido. Pero es una ficción, claro que me he ido, me he ido lejos, a un mundo distinto, me he perdido muchas cosas, la vida de la gente que quiero ha cambiado, se ha modificado, y yo no he he estado para compartirlo. De igual forma, mi vida también ha cambiado, mucho, en el fondo fondo, tal vez, y me cuesta compartir todo lo vivido y a los demás les cuesta entenderme. Todo tiene un lado bueno y un lado menos bueno. Ganas y pierdes al mismo tiempo.

He regresado al calor del verano en Madrid. Todo está en su sitio, pero claro que hay cambios. Ahora tengo alergia primaveral, de esta primavera que me cuentan que ha sido corta, inmensamente corta, un pequeño tránsito entre un invierno largo e intenso y un verano caluroso.

He regresado y echo de menos la tierra roja. He regresado y también te echo de menos.

Los días pasan mientras poco a poco espero a que se deshaga mi incertidumbre vital. Voy teniendo claras algunas cosas. He regresado, he regresado y he cambiado.

viernes, 28 de junio de 2013

Tic tac tic tac

Tic tac tic tac
Cielo nublado, amenzada de lluvia, temperatura agradable.
Organizo una fiesta, la fiesta de mi despedida.
Me pregunto si alguna vez volveré a estas tierras, a esta tierra de barro rojo que piso a diario ahora.
Tierra que me embadurna los pies.
Tic tac tic tac
El tiempo pasa siempre, pero sólo a veces lo notamos con mayor intensidad.
Estos últimos días, ahora, es una de esas veces.
Gente. Toda la gente que he conocido, a la que he estrechado la mano cada mañana
a la que he sonreído, con la que me he enojado, con la que he compartido.
Organizo una fiesta, el horizonte de mi marcha está ahi, cerca cerca.
Y sólo puedo sonreir y sentirme absolutamente agradecida.
Tic tac tic tac  o quizá el paso del tiempo no tenga ningún sonido
o el sonido del amanecer de cada mañana, pájaros, insectos, vida.

El camino sigue, toma un nuevo giro, pero no se acaba, mientras sigan estos pies con danza.



viernes, 21 de junio de 2013

Comienza el verano

Hoy comienza el verano. Llegaré en verano, con el calor y los días más largos. Volver. Volver al inicio, a la matriz, al origen, a la raíz... es difícil para alguien cuya vida se compone de muchos puertos, de muchos horizontes muy distintos, con raices transplantadas en diversas tierras, para una semilla capaz de germinar y crecer en multitud de condiciones. Tras un largo viaje, el velero vuelve al puerto de partida. Aunque desde la distancia parezca difuso, lo hay. Replegar velas, asimilar lo aprendido en esta nueva aventura, recolocarse, amarrar y descansar, reparar el barco, cargar los depósitos de sol y cariño.

Volveré en verano, cuando el calor de Madrid sea insoportable. Volveré al calor del hogar con los ojos repletos de horizonte.

jueves, 20 de junio de 2013

Danzando

Danzando entre la alegría de volver y la tristeza de las despedidas. Ya casi puedo contar los días que faltan para coger el avión de vuelta a casa con los dedos de mis manos. Y siento tristeza y alegría, agridulces emociones. La etapa se está cerrando. Casi un año de mi vida en estas tierras rojas, con estas gentes, con otras y las mismas realidades. La mirada, cómo no, ha cambiado. Los caminos se han ampliado. Los horizontes han crecido y mi vida, mi vida ha cogido matices nuevos, pliegues distintos, esencias y solidez. 
 


                            
                              Si escarbo un poquito, lo que siento es una inmensa, inmensa gratitud.