domingo, 12 de abril de 2015

De nuevo en danza... Guatemala

Una semana ya en Guatemala. Llegada al aeropuerto tras un largo viaje. Nos espera el transporte para llevarnos a nuestro destino. 

Me llama la atención que prácticamente todos los coches llevan las lunas tintadas, incluida la de delante. Los buses, o camionetas como las llaman aquí, son preciosos, grandes, brillantes, llenos de colores y sueltan humo muy gris de los tubos de escape. 

Es verano, hace buen tiempo, hay muchos árboles y flores.

Y me siento abrazada, constantemente abrazada por montañas y volcanes enormes que pueblan esta tierra de curvas. La tierra tiembla, respira, es voluptuosa.

Colores vivos. Gente amable, bajita, de hermosos cabellos, dispuesta, alegre, servicial, muy linda.

Cada vez que levanto la vista al horizonte ahí está la tierra, desafiante y altiva.

Otra vez, la vida nos ha traído aquí, a trabajar desde la creencia en el cambio, en la cooperación entre los pueblos y desde el respeto de la diversidad, y las convicciones de igualdad y justicia global.

Somos uno y parte del todo, y así, conectados como estamos, la diferencia hace el cambio.

Me gusta Guatemala. Me alegra haber vuelto a dar el salto al bello continente americano. Cientos de recuerdos de otros viajes acá, de lugares, comidas, gentes .... y lo vivido.

Contenta doy gracias, una vez más.


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