miércoles, 16 de mayo de 2012

El cantaor del parque

Hoy es la segunda vez que me lo encuentro, por la mañana, en el parque, cuando voy a correr. De pronto se empiezan a oír unos quejidos, como unos salmos cantados a lo lejos, y no sé si es alguien que canta el Corán o alguien hablando muy, muy alto y cagándose en todo...

Descubro que es un señor mayor, de estos que van con sus pantalones hasta casi por debajo del sobaquillo, con el cinturón, y la camisa de manga corta, con una gorra, vamos el típico abuelete que sale tempranito a caminar por el parque. Y está cantando flamenco, a voz en grito, con el corazón en la garganta, lanzando quejidos y requiebros al aire libre, bajo los árboles, ante la mirada atónita de todo aquel que pasa a su lado.

¡Olé ahí!, el hombre lleva un cassette con una cinta de Farina o de Juanito Valderrama, no distingo bien porque el sonido es bajito,  y como en una especie de karaoke, él va siguiendo el ritmo y la letra de forma increíble y maravillosa, reivindicando la libertad que da cantar, la necesidad del aire libre y los sonidos y cantares más profundos, que salen de las entrañas.

Paso por su lado, le adelanto, sigo corriendo, escuchando mi respiración mezclada con su cante, sonrío y me alegro de encontrarme con esta persona, que hace lo que le gusta, cantar a voz en grito, en un lugar público y de todos, y sin pizquita de vergüenza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario