sábado, 19 de mayo de 2012

Testarudamente amando, enredada en tus mentiras, ciega de necesidad y de sueños.

Y ese nudo fuerte, fortísimo, que no pude soltar en varias ocasiones, y que sólo ahora, con el tiempo, la distancia y otros mis ojos, he podido soltar. Ahora...siento ese desgarro del desamor, heridas, limpias heridas, hondas, pero que ya están cicatrizando.

Y es que tengo la especial habilidad de ir por la vida a pecho descubierto, transparente, sin protección alguna y además, con un corazón enorme volcado hacia afuera. Tremenda cuestión.

He tenido que ver mis ropas vistiendo otro cuerpo que ahora te acompaña para por fin no sentirme culpable por alejarme de ti, y aceptar algo tan claro como el agua... nunca me quisiste bien. Y me emperré en no quererlo ver, mira que me emperré....

Todavía han de pasar varias lunas.. pero ya estoy en el camino, ahora sí quedaste para siempre atrás. La memoria, eficaz como siempre, guardará algunos buenos recuerdos y lo aprendido con todo esto, eso no tiene precio.

Después de la destrucción y la tierra yerma, como en el final de una película, queda la figura de la heroína, que recorta el horizonte de colores, y hay tanta luz, tanta energía, que termina la película, salen los créditos, y sentimos que el viaje y el dolor han merecido finalmente la pena.

No hay duda, al tiempo, volverá a verdear la hierba.

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