martes, 15 de enero de 2013

Hoy es una ocasión especial

6.30. a.m  Entra la luz clara por la ventana. La gata y los cuatro gatitos recién nacidos que comparten la habitación conmigo, no me han dado mucha guerra esta noche. Hoy martes voy a estrenar el conjunto que me hicieron ayer, una falda y una camisa de tirantes, hoy mismo, es un día especial, ¿a qué esperar? Nos pasamos tal vez la vida esperando, esperando, esperando, sin aprovechar el presente, pensando en el fin de semana, cuando cada día es único, diferente, no volverá y merece ser vivido con la mejor disposición de ánimo, con la mejor energía, con ganas,  independientemente de las cosas que sucedan durante su transcurso y que se escapen a nuestro control.
Salgo de la casa, kohl en los ojos, pelo desenredado y mojado, vestido nuevo, sandalias viejas. Camino y sonrío. Y a mi mente viene mi abuela... a la que tampoco le gustaba demasiado guardar y guardar cosas nuevas y no estrenarlas. ¿Por qué esperar a una ocasión especial, no es cada día una ocasión especial para vivir, para reír, para amar? ¿Por qué aplazar esas pequeñas cosas que nos hacen sentir bien, si están al alcance de la mano hoy, aquí y ahora? Hoy es una ocasión especial.

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