miércoles, 17 de abril de 2013

Atrás

Te he dejado atrás, me digo.

Y más bien, quiero dejar atrás este mí misma ciego y caprichoso,
anhelante y fieramente cabezota

Mi ser empeñado en perder energías en batallas infructuosas cual Quijote,
a la caza de quimeras y molinos de viento para alimentar el pecho

Atrás. Y comienza un nuevo día. Amanece, y ya eres atardecer de ayer,
historia, ya no más presente.

2 comentarios:

  1. Quizá sea un acto de resistencia fútil tratar de dejarnos atrás a nosotros mismos, o la parte de nosotros que no funciona como nos gustaría. No sé.
    Pero creo que podemos aprender a dirigir mejor la energía y a no gastarla inútilmente en batallas quijotescas. Creo. Espero. No siempre al menos.

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  2. Realmente, opino como mi amigo el de la kafkería, dejarnos atrás es quizá un acto inútil. No obstante puede ser más duro y más reconfortante perseguirnos, estar a nuestro propio lado, estar ahí, en el centro justo de nuestra conciencia. Permanecer, resistir sin salir corriendo, mirarnos al espejo sin miedo, trazar mapas mentales de nuestra anatomía emocional. Darnos el placer de acunarnos al arrullo del sonido de nuestra propia respiración... Y amanecer a nuestro lado en ese nuevo día.

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