domingo, 13 de abril de 2014

Pensamientos en el huerto


Cae la tarde mientras suenan las campanas de la iglesia, y lo s niños juegan, y los insectos vuelan en el huerto de la casa de los abuelos, la casa donde creció mi madre y sus hermanos, donde veníamos de pequeñas en navidad o en verano, donde hubo gallinas, alegría, gente.
Cae la tarde, la casa es ahora de mi tía, mañana se casa Vanesa de veinte años, la hija pequeña del hermano pequeño de mi madre. ¡Cómo ha pasado el tiempo! El naranjo apenas sin hojas. Cierro los ojos y recuerdo a mi querido abuelo Lao subirse a cogernos naranjas, con su hermosa sonrisa, su rostro sonrojado y sus manos grandes. La abuela Tina ha menguado, está ya muy mayor. Hacía varios años que no venía al pueblo, a Torrecilla de los Ángeles.
Siento nostalgia, naranjas, caquis, granadas, sandía, el aceite, ir a la huerta, montar en el carro tirado por las mulas, echar de comer a las gallinas y a la cerda, bullicio...
Desde hace tiempo, mucho, me siento desenraizada de aquí, y sin embargo sigue habiendo algo de mí aquí.
Cae la tarde, viene el tiempo extremeño caluroso, el sol besa mi rostro. La tapia de al lado, y la casa de Mero y Flora. Matas de fresas, menta, calas hermosas, un manzano. Y... la vida sigue inexorable.

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