jueves, 20 de diciembre de 2012

Siento rabia, de esa rabia que raras veces siento, cabreo, mucho, mucho. El bebe ya está muerto, eso ya no puede cambiar. Se fue y punto. Lo horrible, lo que me cabrea, es que hay alguien que ha causado directamente su muerte, un enfermero que ha inyectado a sabiendas, una medicación que sabía que estaba en mal estado, lo ha inyectado y el bebé ha muerto en el acto, con el padre delante. El padre pide explicaciones, intento compartir su dolor, también el de la madre que está tirada en la hierba llorando la muerte de su bebe (jamás me acostumbraré al llanto desgarrador de la pérdida) ... una muerte, al fin y al cabo, es una muerte pero jode más cuando sabes que ha sido causa directa de una negligencia, de alguien que se dedica a la enfermería, que debería tener precaución porque tiene en sus manos literalmente la vida de los demás,que se la confían, para que la cuide... Administrar un tratamiento negligentemente, como si nada, y que no se te caiga la cara de vergüenza delante del padre que viene a pedir justas explicaciones de la muerte de su bebe, y encima decir que sí, que el inyectable, si que le pareció que estaba raro,que parecía en mal estado, que después de administrarlo iba a preguntarle al médico, después... pero lo administró tal cual y se cargó al bebé. ¿y ahora? siento rabia, mucha rabia, porque el tio está como si nada...

No lo entiendo, no lo entiendo, no es un error médico, es un que no te importe nada, que no te importe nadie, que no se te remueva nada por dentro, es insensibilidad, es indecencia, es que eres un ser indigno.

Intento superar la rabia, pensando en cómo se sentirá él sabiendo lo que ha hecho, si es que llega a sentir algo, pero si lo siente... si siente algún remordimiento, será ya castigo suficiente en vida. Eso, y que no volverá a trabajar en este hospital.

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