viernes, 8 de noviembre de 2019

Apuntes de un viaje 1: Llegada a Dehli

Uno de los escenarios que más me preocupaba y sobre el que pensaba a menudo durante la preparación de este viaje, era la llegada a India, la llegada al aeropuerto: salir de el, con qué me encontraría, cómo sería, cómo olería, con quién me encontraría por allí, qué podría esperar...

Nadie me esperaba en India y a nadie conocía a priori.

Sabía los pasos que tenía que llevar a cabo antes de salir del aeropuerto: cambiar dinero a la rupia india, comprar una sim para tener datos en el teléfono y coger un taxi de prepago, lo cual me evitaría el regateo o el que me llevaran a otro sitio.

Aeropuerto enmoquetado. Pido mi primera foto en India en el aeropuerto. Encuentro a otra chica española comprando la sim, una chica que viene a hacer voluntariado durante un mes en Dehli. Veo un grupo de turistas españoles a quienes espera un guía español que se ocupa de sus necesidades y de darles respuestas... Intercambio teléfonos con la chica española -nunca se sabe y está bien tener algún contacto allí-, ella se queda esperando a más gente voluntaria que viene a la organización, yo me despido y avanzo hacia la puerta de salida del aeropuerto.


Incertidumbre y muchas ganas.

Es de día, salgo a la calle, respiro humedad, el cielo está gris y me relajo. Afortunadamente no es tan terrible como había supuesto. Me lanzo a mi aventura.


Dehli me recibe con humedad, calor, un cielo gris que quizá intuyo que en el fondo fondo sea azul pero nunca lo ví de ese color. Tráfico, claxon, claxon, claxon, ruido, apenas nadie se choca en ese baile desenfrenado por avanzar en la carretera coches, rikshaw, auto-rikshaw, carros, motocarros, bicibletas, burros, vacas, perros abandonados, gente que cruza, camiones, autobuses.... en fin.... ruido, gris, basura, suciedad, humedad... Mis temores eran peores que lo que he encontrado. He llegado a Nueva Dehli.


Y....Dehli, duele.


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