miércoles, 25 de agosto de 2010

Árbol y nube

Palmera y cielo, Parque Tayrona, agosto 2010
Quizá sea la inmadurez de no querer echar raíces en un ningún lugar concreto, o quizá sea la necesidad sentida y cierta de encontrar el sentido la vida en conocer, en viajar, en estar en movimiento. Quizá sea la incertidumbre y la inestabilidad permanente, o la libertad para dejar fluir los pasos y elegir los caminos. Quizá sea la diferencia entre ser árbol y ser nube, distintas formas de vida pero igualmente plenas y con sentido.

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