miércoles, 25 de agosto de 2010

Triste azul

Portobello, Edimburgo, enero 2010
Siento nostalgia en este preciso instante. Es una sensación que se arrulla sutil en el pecho, como un peso en el corazón, al acecho las lágrimas. Siento ausencia, una sensación de vacío parcial, nadas en mi interior, espacios vacios. Cierta sensación de zozobra interna, de inquietud, con unas pizcas de tristeza. Es un no sé qué, qué sé yo... y eso que después de la mañana temprana de lluvia, parece que ha salido el sol, y alumbra brillante las paredes anaranjadas de mi pequeño patio, donde trabajo, cocino y sueño. Sigo sintiendo nostalgia, y detrás de mis ojos noto el hormigueo de las lágrimas tibias que pugnan por salir. No sé bien qué pasa... es un estado de ánimo añil, triste azul. Quizá sean las distancias, las desilusiones, las dudas, que pronto comenzará el otoño y no veré caer las hojas, que me estoy perdiendo el crecimiento, el desarrollo y el vivir de muchos seres queridos... Será que hoy la soledad me muerde los tobillos más de lo habitual, o que ayer fue luna llena, que se acerca la menstruación o que hoy el viento huele realmente a nostalgia.

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